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Vertical Zoo

Buenos Aires

El desafío de generar un edificio que albergue a un jardín-zoológico de 100 metros de altura, en la Reserva Natural de Buenos Aires, implica contemplar una serie importante de factores. Por un lado, plantear un objeto que respete el entorno natural en el que se implanta, interviniendo sutilmente el medio.

En segundo lugar, poner en valor un sector de la ciudad que se encuentra desconectado y carente de un elemento característico que oficie de foco de atracción. Por otro lado, comprender que un edificio con estas cualidades produciría un fuerte impacto, estableciéndose como icono representativo de Buenos Aires y su vinculación con la costa rioplatense.

Concurso Internacional

Autores: Arqs. Hernán Feldmann, Christian Moroni, Paula Imperatore, Diego Villanueva.
Programa: Zoológico 
Superficie: 1.000 m2
Año: 2009

Teniendo en cuenta estas consideraciones, se propone Zoolander, un edificio que se desprenda de los recorridos existentes en la Reserva, de manera tal que los mismos confluyan en él. Considerando las características propias del entorno, cuyos caminos presentan distintas situaciones de niveles, se producen diferentes instancias de acceso al edificio. A partir de la topografía adoptada, se logra entrelazar los senderos con los primeros niveles, desde los cuales emerge el zoológico.

Con respecto a la decisión de ubicación del edificio en relación a la ciudad, se contempló situarse en el sector de la reserva donde ya se halla instalada la entrada principal a la reserva, y que al mismo tiempo, hoy se encuentra en un proceso de consolidación, para el cual el zoológico sería un aporte fundamental.

En lo que refiere a la resolución concreta del zoológico, se estudió la relación entre el espacio circulable, con los espacios de los animales  y con las visuales hacia la ciudad y el río. Se constituyó entonces un sistema de circulaciones que recorre los distintos niveles, desde distintas perspectivas, que permiten además diversos vínculos que buscan otorgarle al animal espacios abiertos. 

La manera de lograrlo fue generar una forma que otorgara mayor perímetro en contacto con el exterior, beneficiando tanto al animal como al visitante. Por otro lado, para producir una continuidad en el recorrido, se buscó un desfasaje de los niveles de las losas. 

Al mismo tiempo, al confrontarnos con el problema de la verticalidad, introdujimos la rotación de los elementos, a fin de obtener espacios abiertos que enriquecen el hábitat del animal. La circulación de dichos espacios se realiza a través de una rampa continua que recorre todo el edificio.
 

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